La suave piel.

Hoy 8 de Marzo, es el Día Internacional de la Mujer, aunque haya ‘mujeres’ que se empeñen en ser hombres.

Sirva de homenaje este poema que publiqué en «Los Bohemios», en la serie «La suave piel», que por sí sólo expresa mi opinión sobre el colectivo femenino:

«Las mujeres se veneran

no se insultan o se escupen.

El hombre que pega es de pega,

asco en mí es lo que produce.

 

Él no merece más versos.

Ella se mece en su tiesto;

es ahora una flor marchita

pues la ahogan y no rechista.

 

Mujer: levanta, despierta.

Mujer: tu arma es tu calma.

Llevas ya varios milenios

esperando ser liberada.

 

Y la espera ha terminado,

y el Padre sigue dando largas.

Él no quiere liberaros,

es mejor clavarle dagas.

 

Mas no caigas en su trampa

de empezar tú a despreciar,

a los hombres, con tu alma,

también los debes de amar.

 

En resumen, semidiosa,

tú que creas y que destruyes,

sabes bien por qué no huyes:

en tu ser eres hermosa.»

El cuadro que encabeza este artículo se llama «La llamada», lo he recogido del blog «Habitando Vanita», donde además hacen una pequeña referencia a la vida y obra de la autora del cuadro: Remedios Varo. Escogí el cuadro porque, documentándome un poco a la hora de elegir la imagen perfecta para el post, la persona y obra de esta pintora española me pareció que refleja perfectamente mi pensamiento sobre la mujer:

«De estilo narrativo con conciencia feminista, esta artista compagina el mundo del artista entre la ciencia y el arte, en una tentativa para revelar el orden interno del mundo de fantasía; basada en sus propias experiencias, en la exploración de lo racional en un mundo de la fantasía, la naturaleza, la alquimia, lo sobrenatural, y la mujer como fuente de sensibilidad y poderes regenerativos, Varo logra la reconciliación de dos mundos: el científico y el mítico, dando origen así a la trascendencia y a la reencarnación.» Ciudad de Mujeres

Y, para cerrar el artículo, un libro sobre «Arte y feminismo», y una reflexión traída desde la ardiente furia: Violencia estructural no es ayudar a abortar a la mujer que ELIJE LIBREMENTE abortar, ya que NADIE, ¡NADIE! puede tener poder sobre el cuerpo de una mujer; violencia estructural es ver como cada día una casta de sinvergüenzas iletrados, que creen que el poder les viene de quién sabe qué poder divino (os lo damos nosotras), pretende gobernar nuestras vidas como si tuvieran una mínima idea de lo que necesitamos o deseamos. Eso es violencia estructural, violencia estructural es pretender encajar a la mujer en cuatro paredes con sartenes, o taparlas con un hábito, o no dejarlas tener orgasmos o querer que cierren su boca y dejen de pensar para servir cada mañana un buen vaso de Soberano. Eso es violencia estructural. Y lo que estáis consiguiendo con vuestra violencia estructural es lo contrario, es llenar de rabia a todas las que creemos que la igualdad del hombre y la mujer no se consigue a través de un puto Estado ni a través de políticas discriminatorias, sino a través del día a día. Porque yo, personalmente, cuando hablo con una mujer, la miro a los ojos como hago con los hombres. Me río de las mismas cosas y hablo prácticamente de los mismos temas. Porque no veo géneros, sino personas, amigas. Y estoy hasta la polla de la cruzada extremista destinada a frenar la inclusión de la mujer en la sociedad, cuando sino es por la mujer, la sociedad sería una quimera.

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